domingo, 28 de febrero de 2016

La llama




"La observación es como una llama, la llama de la atención. Con esa llama, la herida psicológica, el sentimiento que nos lastima, el odio…, todo se extingue, desaparece".

(Jiddu Krishnamurti)

Este texto del gran Krishnamurti me recueda a la pira funeraria en las aguas del Ganges, encima de la cual se pone a la persona fallecida. Se excluye a los sadhus, los místicos mendicantes que viven en las calles de la India, porque ya no les queda nada que quemar.

Las cinco salat diarias del islam: la etimología remite a quemar, y sugiere que la salat es como una pira de fuego que quema toda la idolatría interior en la que se convierte el ego (la madre y el padre de todo fanatismo), con sus miedos, fobias, creencias limitantes y dolor por el pasado y ansiedad por el futuro. Cada vez que la persona se dirige a la Kaaba en Meca, se está introduciendo en su propio espacio interior, donde no hay idolatría, donde la mente no está, el ego no está, y surge el verdadero tesoro del ser humano.

(Nota: algo importante debe haber fallado en el mundo musulmán, porque en vez de ser la admiración del mundo, se ha convertido, en cambio, en el enemigo público número 1).

Todo esto lo explica muy bien, en lenguaje moderno, Eckhardt Tolle con su poder del ahora.

Resumen: quemar la basura psicológica y que la combustión produzca luz. La pareja fuego-luz, pura energía que no se destruye, sino que se transforma. El fuego se transforma en luz. Pasar de estar quemando por el sufrimiento a irradiar luz desde el interior.

(Juan Miguel Lorente González)