sábado, 14 de marzo de 2015

Sembrar vientos y recoger tempestades

Si echamos un vistazo atento al fenómeno moderno del terrorismo yihadista, podemos ver varias cosas:
1. Deseo de venganza por el desastre de la guerra de Irak (invasión por USA, las torturas y vejaciones en la prisión de Abu Ghraib), de la guerra de Afganistán, del genocidio del pueblo palestino, y aún más lejos, de la colonización, las cruzadas y la pérdida de Al-Andalus.
2. La idea de que el islam es la única religión verdadera y que al final vencerá en el planeta.
3. La ideología wahabí excluyente y represora que tiene secuestrada al islam que enseñó el Profeta Muhammad s.a.s. para liberar al ser humano de ideologías y sufrimiento. En los últimos 30 años, esta ideología, con su inmenso poder económico y mediático, ha suplantado al verdadero islam de la paz, la confianza, el respeto, el amor y la sabiduría.
4. Una buena parte de los/las terroristas han sido educados en Europa, en el sistema educativo occidental, que se han sentido discriminados por ser hijos o hijas de inmigrantes marroquíes, argelinos, etc. Otras son personas conversas con furor de neófito. La mayoría son personas musulmanas de origen educadas en la doctrina de la venganza y del exclusivismo religioso.

En este último punto encuentro una dinámica de fondo muy poderosa para empujar a muchas personas jóvenes y familias enteras a buscar bajo la bandera pirata del EI lo que Europa no les ha dado: reconocimiento, sentido de vida. El tema clave es la islamofobia, xenofobia, racismo, da igual. Una vez una amiga mía marroquí me lo dijo muy claro: "Es que no nos quieren", refiriéndose a "nosotros", los autóctonos, que "no queremos" a los moros. Cada vez que ha habido polémica en un pueblo o ciudad porque una parte de la ciudadanía no quiere una mezquita (mejor dicho, un simple local donde rezar) en su barrio o en su calle, pienso: "¿Cómo se deben sentir los niños de las comunidades musulmanas cuando se ven rechazados de esta manera o los envían a los polígonos industriales, como si fueran ciudadanos de segunda o tercera?". ¿Cómo se debe sentir un joven bien formado cuando ve su curriculum rechazado y sin mirar, solamente porque en su cabecera está escrito un nombre árabe?

En la Europa super racista (el racismo no es solo europeo, es un fenómeno que se da a gran escala en el planeta), el rechazo al moro y la islamofobia han favorecido que ahora tengamos lo que tengamos. Hay una palabra moderna que todavía no he visto aplicada a esto: mobbing. Lo que yo veo es un mobbing social de acoso y derribo a lo que no se ajusta a lo que se considera "integrado".



Esto es lo que yo comprendo sobre este fenómeno, y creo que el antídoto o la medicina ante tal desastre es de sobras conocido: un poco más de humanidad y de comprensión y menos soberbia. Y también atreverse a sentarse con un marroquí a tomar el te, esto puede ayudar mucho, y preguntarle por su familia y su situación, y también hablar con los niños y las mujeres, que con todo lo que está pasando cada vez hay más depresión y aislamiento. Las mujeres no tenían suficiente con el machismo de muchos de sus varones, no. Cada día más sufren el estigma de que cualquiera de ellas son potenciales terroristas. Y sus hijos. Esto es muy grave, pónganse en su lugar.



Y mientras tanto, el gran negocio de la guerra sigue dando pingües beneficios a las industrias del armamento del hombre blanco. ¿Os habéis preguntado quién proporciona los tanques, los uniformes naranjas de Guantánamo y toda la tecnología a los piratas del EI, el "enemigo perfecto" que alimentará la guerra por los siglos de los siglos?



Me acuerdo de la novela 1984 de George Orwell.



Con todo lo que ha pasado y lo que todavía pasará, el islam ha pasado de ser una religión generadora de una civilización doctísima que iluminó el Medievo, a ser una mera religión de terroristas y fanáticos. En el Corán y en la pedagogía del Profeta está bien claro que, aún existiendo el derecho a vengarse en su justa medida, lo mejor es perdonar. Porque la violencia de la venganza crea más violencia, y eso está en las antípodas de la generación y del fomento de la paz, que a eso se refiere la palabra "islam". Solamente se puede pacificar una sociedad cuando sus individuos están pacificados, y solamente se consigue eso cuando las personas disuelven sus ideologías y su estrechez de miras y dejan de matarse los unos a los otros. Eso es un trabajo espiritual. No es más que limpiar el ego, o el corazón, de tanta soberbia y tanta ilusión de ser los únicos buenos de la película. Esto lo escribo tanto para nosotros los "occidentales" como para los fanáticos y terroristas que dicen actuar en nombre del islam.


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