A comienzos del siglo XX, Carl Jung, famoso psiquiatra discípulo de Freud, hizo un viaje a los Estados Unidos que le cambió completamente su visión sobre la mente humana. Visitó una
reserva india en Nuevo México, la reserva de los indios Pueblo. Se sentó con el jefe Ochwiä Biano (Lago de la montaña), y el jefe indio le dijo sin cortarse:
“Creemos que el hombre blanco está loco, porque dice que piensa con la cabeza”.
Y Carl Jung, sorprendido, le respondió: “¡Claro! ¿Y tú, con qué piensas?”.
Y le jefe indio mirándole a los ojos afirmó: “Pienso con el corazón”.
Este texto está dedicado a las personas bellas que andan por el mundo sin ego, o al menos, con un ego minúsculo, y que entregan su sonrisa y su ayuda sin buscar nada a cambio. Y también dedicado a las personas enfermas de soberbia y con la cabeza trastornada por ideologías que excluyen a todo ser que no piensa igual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario