domingo, 27 de noviembre de 2016

Así habló Zarathustra IV, homenaje a Nietzsche

ALSO SPRACH ZARATHUSTRA
Friedrich Nietzsche

IV

Zarathustra aber sahe das Volk an und wunderte sich. Dann sprach er also:
Der Mensch ist ein Seil, geknüpft zwischen Tier und Übermensch - ein Seil über einem Abgrunde.
Ein gefährliches Hinüber, ein gefährliches Auf-dem-Wege, ein gefährliches Zurückblicken, ein gefährliches Schaudern und Stehenbleiben.
Was groβ ist am Menschen, das ist, daβ er eine Brücke und kein Zweck ist: was geliebt werden kann am Menschen, das ist, daβ er ein Übergang und ein Untergang ist.

Zarathustra contempló al pueblo y se maravilló. Después habló así:
El ser humano es una cuerda tendida entre la bestia y el ser humano superior – una cuerda sobre un abismo.
Un peligroso ir más allá, un peligroso detenerse, un peligroso volver atrás, un peligroso vacilar y un peligroso estar de pie.
Lo más grande del ser humano es que es un puente y no una meta. Lo de que debemos amar en el ser humano es que consiste en un tránsito y un ocaso.

Ich liebe die, welche nicht zu leben wissen, es sei denn als Untergehende, denn es sind die Hinübergehenden.
Ich liebe die groβen Verachtenden, weil sie die groβen Verehrenden sind und Pfeile der Sehnsucht nach dem andern Ufer.

Yo amo a quienes no saben vivir sino para desaparecer, para anularse, pues esos son los que pasan más allá.
Yo amo a los grandes menospreciadores, porque son los grandes veneradores, flechas de deseo que ansían pasar a la otra orilla.

Ich liebe die, welche nicht erst hinter den Sternen einen Grund suchen, unterzugehen und Opfer zu sein: sondern die sich der Erde opfern, daβ die Erde einst des Übermenschen werde.
Ich liebe den, welcher lebt, damit er erkenne, und welcher erkennen will, damit einst der Übermensch lebe. Und so will er seinen Untergang.

Yo amo a quienes no buscan tras las estrellas alguna razón para desaparecer o convertirse en ofrenda para inmolarse, sino que se ofrendan a la tierra para que algún día esta sea del Ser humano superior.
Yo amo a quienes viven para el conocimiento y tratan de saber, para que algún día llegue a existir el Ser humano superior. Y es así como quieren su propio ocaso.

Comentario

En el mundo, en todo lugar y en todo tiempo, ahora y en el pasado, han habido unos pocos individuos que se acercan o realizan ese mítico Ser humano superior, otros pocos individuos que se acercan a la bestia, y la mayoría, que, trabajosamente se mueven en la cuerda floja, que Nietzsche describe como puente. El mundo es una batalla entre estos tres tipos humanos, por eso encontramos desde lo más sublime hasta lo más perverso, de gente con una vida que pasa de largo sin grandes contratiempos a gente con vidas convulsas, frenéticas, maravillosas o trágicas.
El ego es a lo que se refiere Nietzsche como digno de desprecio, lo que es digno de ser anulado o desaparecido, para poder pasar a la otra orilla aquí y ahora. Vivir sin ego. Esa es el gran experiencia espiritual de Nietzsche, el paradigma de los filósofos ateos, por eso lo encuentro tan auténtico, por eso me llena tanto. Es la misma experiencia expresada de mil y una maneras desde la antigüedad. ¿No será que ese Ser humano superior es el equivalente islámico al Al-Insán al-Kámil, el “ser humano completado”, el que ha recompuesto sus piezas rotas?
Vivir sin ego, eso es lo mismo que dice un compatriota moderno suyo, Eckhardt Tolle, y lo mismo que han dicho los grandes personajes espirituales de la humanidad. Y el hombre moderno, todavía sufriendo por los callejones, lamentándose, quejándose, rabiando por el dolor de las heridas...
Vivir sin ego, el ocaso, desaparecer, anularse... Para llegar a la otra orilla, en esta vida ya.
Por eso Nietzsche, como Krishnamurti, son maestros del “la ilaha”, no dioses, no ideologías, algo a tener en cuenta para muchos musulmanes, tan fanatizados, tan trastornados por la ideología. Y también para los que buscan.

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