sábado, 5 de noviembre de 2016

Así habló Zaratustra II, homenaje a Nietzsche

ALSO SPRACH ZARATHUSTRA
Friedrich Nietzsche

II
Zarathustra stieg allein das Gebirge abwärts und niemand begegnete ihm. Als er aber in die Wälder kam, stand auf einmal ein Greis vor ihm, der seine heilige Hütte verlassen hatte, um Wurzeln im Walde zu suchen. Und also sprach der Greis zu Zarathustra:

Zarathustra descendió la montaña solo, sin encontrar a nadie. Pero cuando llegó al bosque, se topó con un anciano que había salido de su santa cabaña para buscar raíces por el bosque. Y así habló el anciano a Zarathustra:

Nicht fremd ist mir dieser Wanderer: vor manchem Jahre ging er hier vorbei. Zarathustra hieβ er; aber er hat sich verwandelt.
Damals trugst du deine Asche zu Berge: willst du heute dein Feuer in die Täler tragen? Fürchtest du nicht des Brandstifters Strafen?

No me resulta extraño este viajero: hace algunos años pasó por aquí. Se llamaba Zarathustra; pero él ha cambiado.
Entonces llevabas tus cenizas a las montañas: quieres tú hoy bajar tu fuego a los valles?¿No temes los castigos para los incendiarios?

Ja, ich erkenne Zarathustra. Rein ist sein Auge, und an seinem Munde birgt sich kein Ekel. Geht er nicht daher wie ein Tänzer?
Verwandelt ist Zarathustra, zum Kind ward Zarathustra, ein Erwachter ist Zarathustra: was willst du nun bei den Schlafenden?

Sí, reconozco a Zarathustra. Su ojo es puro, y su boca no encierra ningún asco. ¿No será por eso que viene como un bailarín?
Ha cambiado Zarathustra, se ha hecho niño Zarathustra, está despierto Zarathustra: ¿qué tienes que ver con los durmientes?

Comentario

El anciano conoce muy bien el proceso espiritual por el que ha pasado Zarathustra: subir a la montaña con sus cenizas y después bajar revivido, convertido en niño, con pureza en su mirada y en sus palabras, libre como un bailarín, despierto, sabio como los durmientes (ver Biblia y Corán, referido a los durmientes de Éfeso). Pero el anciano teme por él, porque su mensaje es como fuego para la gente corriente (y para los poderes fácticos, por supuesto). Lo tomarán como un incendiario. El anciano teme que le persigan y castiguen.

Nietzsche, como Krishnamurti, grandes maestros del "La ilaha" en árabe (no hay dioses, no hay ídolos, toda ideología es ilusión).


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