jueves, 14 de septiembre de 2017

Catalunya (texto de Jofre Llombart)



Texto del periodista de Rac1 Jofre Llombart (traducido al castellano), aparecido recientemente en Facebook.

Catalunya es un país donde su Parlamento aprueba un impuesto a los bancos para grandes fortunas y el Tribunal Constitucional lo tumba.

Catalunya es un país donde su Parlamento aprueba proteger a los ciudadanos que han sido estafados por las hipotecas o las preferentes y el Tribunal Constitucional lo tumba.

Catalunya es un país donde su Parlamento aprueba garantizar que las familias pobres tengan luz, agua y gas durante los meses de invierno y el Tribunal Constitucional lo tumba.

Catalunya es un país donde su Parlamento aprueba cobrar un impuesto por cada piso vacío y dedicarlo al alquiler social y el Tribunal Constitucional lo tumba.

Catalunya es un país donde su Parlamento aprueba hacer políticas de igualdad entre hombres y mujeres  y el Tribunal Constitucional lo tumba.

Catalunya es un país donde su Parlamento aprueba que el catalán sea la lengua vehicular en la escuela  y el Tribunal Constitucional lo tumba.

Catalunya es un país donde su Parlamento aprueba cobrar un impuesto a las centrales nucleares y destinarlo a la protección ambiental y el Tribunal Constitucional lo tumba.

Catalunya es un país donde su Parlamento aprueba prohibir el fracking y el Tribunal Constitucional lo tumba.

Catalunya es un país donde su Parlamento aprueba cobrar una tasa a los operadores de Internet para dedicarla a la cultura y el Tribunal Constitucional lo tumba. 

Catalunya es un país donde su Parlamento aprueba prohibir las corridas de toros y el Tribunal Constitucional lo tumba.  

 

Este resumen se lee en dos minutos, pero la lista, que podría ser el triple de larga, se ha ido gestando durante años. Faltan las becas universitarias, las infraestructuras ferroviarias, las matrículas de los coches, los horarios comerciales y un centenar de competencias más en las que se ha dejado claro que por más mayoría que haya en el Parlamento catalán, a la hora de la verdad, sus leyes son papel mojado porque la última palabra la tiene siempre Madrid.

 

Después de 38 años de Constitución y del inicio de la presunta descentralización, el legado jurídico nos deja bien claro el modus operandi: 

se traspasa la competencia a la Comunidad Autónoma, esta la ejerce, pero si la ley no agrada a la administración estatal, una de dos: o el Tribunal Constitucional la tumba o se redacta una ley española que, tal como dice la Constitución, tiene un rango superior a la autonómica, la cual, en la práctica, queda anulada.

 

Y cuando te preguntas si vale la pena continuar en un estado así, resulta que preguntártelo también está prohibido. Como también está prohibido permitir, y con riesgo de entrar en prisión, hacer un debate en el Parlamento catalán sobre como podría ser un estado que no prohibiese tanto. Esto también está prohibido. Y así, de prohibición en prohibición, cada vez hay más personas que, en lugar de hacerse la pregunta prohibida, comienzan a tener ya la respuesta.  Sin que nadie les haya preguntado por qué está prohibido. 

 

¿Y cuando después de una pregunta prohibida tienes una respuesta convencida? Entonces ya no hay tribunal que la tumbe.







No hay comentarios:

Publicar un comentario